miércoles, 7 de marzo de 2012

El propósito de este blog. Y un dilema



La idea de este blog surgió después de una conversación entre Óscar, Daniel y yo en la cafetería de Fonseca. Hemos pensado entonces abrir un blog para que nuestras ideas y conversaciones queden por escrito, y también para dar la oportunidad de unirse a la conversación a quién más quiera. Así que invito a todos los que encuentren interesantes nuestras contribuciones a dejar sus comentarios, replicas, objeciones. Escribiremos aquí sobre temas relacionados con nuestras especialidades, pero también contribuciones sobre temas de interés general. Preferimos un estilo informal, pero a la vez centrado en argumentación. Eso es lo que intentamos sugerir con el nombre del blog.

Y una pequeña duda de comienzo... Está claro que sobre cualquier tema moral, político, filosófico, o de otra naturaleza, hay una bibliografía enorme y muchos expertos. Si uno se dedica a opinar sobre muchos temas, como espero que pase en este blog, tarde o temprano llegará el momento en el uno dará el paso fuera de su especialidad. Pero, ¿es legítimo opinar de temas que uno no conoce en profundidad? ¿No es una muestra de ignorancia? ¿Y no es mejor leer un artículo de especialidad en lugar de darle vueltas como si no hubiera nada escrito sobre ese tema? He pensado en tres razones para ahuyentar este tipo de dudas.

Por un lado, porque la bibliografía en cuestión, con sus distinciones sutiles y sus argumentos complejos, no te va a decir nada si no has intentado previamente hacer tú mismo algunos pasos hacia una mejor comprensión del tema. No vas a saber apreciar el argumento o la distinción que te ofrece un artículo o un libro si no sabes qué es lo que buscas. Eso me parece cierto por lo menos en cuestiones filosóficas.

Por otro lado, argumentar nos hace personas más racionales. En un sentido amplio de la palabra, racionales somos todos, y lo mostramos en nuestra conducta diaria. Pero en un sentido más estricto, la racionalidad consiste en conseguir que nuestras opiniones no sean el resultado del prejuicio, de todo tipo de coyunturas, de idiosincrasias y de actitudes gregarias. Sólo ejerciendo el pensamiento crítico se aprende a ser más racional, del mismo modo que sólo practicando con regularidad un deporte se consigue mejorar en ese deporte.

Finalmente, opinar sobre temas morales y políticos es, a escala individual, necesario para la democracia. Sobre estos temas somos responsables de formar nuestras opiniones, con independencia de si hemos leído a J.S. Mill o a John Rawls. Todos tenemos que pensar en estos temas, no sólo los especialistas. Es el primer paso para llegar a entender la sociedad y para llegar a involucrarse en las cuestiones de interés público. El segundo probablemente es leer a esos autores. Aunque desafortunadamente pocos lo hacen.

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